Las Guerras del Opio: La primera lucha contra el narcotráfico
Las Guerras del Opio (1839-1842; 1856-1860) fueron una serie de conflictos que mantuvieron en el siglo XIX los imperios británico y chino. El desencadenante de los mismos fue la introducción del opio, cultivado en la India, en China. Pero, ¿por qué fueron ambas guerras tan determinantes para el imperialismo y cuáles fueron sus consecuencias?
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Las guerras anglo-chinas, como hemos comentado anteriormente, comenzaron cuando la Compañía Británica de las Islas Orientales empezó a comercializar el opio en el Imperio Chino. Esta sustancia estupefaciente fue introducida en China con el objetivo de equilibrar la balanza de pagos británica con el país oriental para compensar el gasto en grandes cantidades de té, porcelana, seda y condimentos chinos que Gran Bretaña importaba.
Al principio el Imperio Británico, al igual que otras potencias europeas, se veían obligados a pagar estas importaciones con plata, lo cual suponía un grave inconveniente para las arcas europeas tras las Guerras Napoleónicas. Por ello, a finales del siglo XVIII, los británicos comenzaron a producir en la India cantidades significativas de opio que comenzaron a comerciar en el sur de China e Indonesia. Al ver las grandes ganancias que se obtenían con este negocio, las exportaciones de esta sustancia pasó de 15 toneladas en 1730 a 75 toneladas en 1773.
Sin embargo todo cambió en 1830. Ante el alarmante y desenfrenado desarrollo del comercio en China, el cual había producido una grave problema de drogadicción en la sociedad china. En la primavera de ese mismo año el emperador Daoguang ordenó a Lin Hse Tsu, comisiario imperial, la abolición del comercio de opio en China. Para ello Lin Hse Tsu envió una carta a la Reina Victoria, pidiéndole que "respetara las normas del comercio internacional y dejara de comerciar con sustancias tóxicas".
La respuesta del Imperio Británico no pudo ser más clara. Tras las quejas de los comerciantes británicos e indios involucrados en el comercio de opio por "dañar seriamente sus intereses", la Corona británica decidió enviar a parte de la Armada para defender sus intereses comerciales y comenzar la Primera Guerra del Opio.
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Finalmente los británicos derrotaron a las tropas chinas, obligando al emperador chino a firmar el Tratado Nanjing (1842). En dicho tratado el Imperio Chino se comprometía a garantizar el libre comercio con Inglaterra, incluyendo el tráfico de opio, así como la cesión de Hong Kong.
Menos de dos décadas después se produjo el estallido del segundo conflicto que enfrentó a ambos imperios, al que también se sumó Francia como aliado inglés. Esta Segunda Guerra del Opio se produjo debido a que ingleses y franceses pidieron al Imperio Chino una revisión de los acuerdos alcanzados en 1842 para favorecer aún más sus intereses comerciales. El emperador rechazó estas exigencias y esto provocó el envío de tropas inglesas y francesas a China.
El conflicto se resolvió con la definitiva legalización del opio y la firma de los "Tratados Desiguales". Estos acuerdos consistían en que Gran Bretaña, Francia, EEUU y Rusia obligaban a China a abrir más de 11 puertos para el comercio exterior con el consiguiente disminución de su soberanía.
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En definitiva, el Imperio Chino no fue capaz de acabar con el tráfico de drogas y el imperialismo europeo se vio fortalecido. La impotencia de China ante la extensión del imperialismo europeo en su territorio se incrementó aún más con la derrota ante Japón, la cual le hizo perder parte de sus territorios y generó una gran inestabilidad en el país.
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