La crisis del siglo III: La primera gran crisis mundial

La inestabilidad político-social que se dio en el Imperio Romano a comienzos del siglo III y el drástico empeoramiento de su economía provocó la aparición de la primera gran recesión "global" que se ha dado en la historia de la humanidad, pero ¿por qué fue provocada y cuál fue su grado de magnitud? 

En siglo II d.C, el Imperio Romano se extendía por todo el mundo conocido, gracias a exitosas campañas militares y a una próspera economía basada en la esclavitud y en el comercio. Sin embargo con la llegada del nuevo siglo, toda esta bonanza económica se iría al traste debido a las numerosas disputas políticas surgidas tras el asesinato del emperador Aurelio Severo en el año 235. Este periodo de gran conflictividad e inestabilidad condujo a un considerable deterioro de la red comercial romana y evidenció el comienzo de la decadencia del Imperio en occidente. Esta grave crisis no se logró solventar hasta el año 268 d.C, cuando el emperador Diocleciano sube al poder restableciendo la paz en el Imperio, gracias a exitosas campañas militares.

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Antes de la vuelta a la estabilidad, el Imperio vivió un periodo conocido como la Anarquía Militar (235-268). Durante esta etapa varias regiones romanas se revelaron contra la autoridad de Roma, creando efímeros Estados independientes al poder central, destacando el Imperio Galo o el Imperio de Palmira. Esta situación se debió a la ausencia de autoridad central y a la gran importancia que adquirieron las legiones en territorios fronterizos y los gobernadores de las provincias romanas.

La llegada al poder de la dinastía de los ilirios, siendo Diocleciano su primer representante, permitió sobrevivir al Imperio Romano un siglo más, aunque nunca con el mismo esplendor y prosperidad que años anteriores.

¿Cuál fue el verdadero impacto económico y social de esta recesión?

El Imperio Romano sufrió una gran hiperinflación en su economía durante el siglo III, debido a las continuas devaluaciones que se realizaron a las diferentes monedas romanas desde el año 31 d.C.
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Estas devaluaciones que sufrieron el áureo, denario y el sestercio consistían en acuñar las monedas con materiales más baratos que el oro o la plata, por ejemplo, utilizando bronce o cobre. Sin embargo la moneda romana dependía de su valor intrínseco como metal precioso y por lo cual debían de tener algo de oro o plata en su composición.

Durante y después del mandato del emperador Caracalla (finales del siglo II y comienzos del III) el denario, acuñado en principio en plata, sufrió un gran número de devaluaciones haciendo que casi no estuviese compuesto de este material. Este hecho unido a que el denario seguía manteniendo el mismo valor facial , generó una pérdida de valor de la moneda y una fuerte inflación en el 230 d.C. 

La ausencia de una moneda transportable y con un valor intrínseco real unido a el gran aumento de los precios, generó graves consecuencias negativas en  la vasta red comercial romana. La situación terminó también afectando a la producción artesanal y a la agricultura, por lo que se produzco un colapso total en la economía.

La mala situación económica derivó en una grave tensión social. Muchos ciudadanos romanos se vieron obligados a emigrar de las grandes ciudades en busca de oportunidades en el campo o incluso a renunciar a su condición de ciudadanos romanos para contar con el amparo de los patricios.

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La clase media prácticamente desapareció, aguantando solo en Bizancio. Por ello muchos historiadores consideran que esta crisis del siglo III marcó el inicio de la transición de Edad Antigua a Edad Medieval, ya que la inmensa mayoría de plebeyos quedó subordinada a aristócratas que eran poderosos terratenientes.

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